Entrevista a Chris Burden

Posted by MJLopez | Posted in | Posted on 17:48

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Tu trabajo en la universidad te obliga a relacionarte con las generaciones más jóvenes. ¿Crees que ellos han asimilado tu trabajo? ¿Qué función tiene un artista que ejerce como profesor?

Muchos estudiantes hacen obras parecidas a las de sus profesores, o a las de otros artistas conocidos en el mundo del arte. Este es el proceso normal de maduración del estudiante. Llegado a un punto, el estudiante/artista debe rechazar y, al mismo tiempo, incorporar aquello que le ha influenciado y de alguna manera encontrar y forjar una visión propia y única.

Pienso que la labor de un artista que además es profesor, es una combinación de muchas cosas diferentes. Lo primero que debe ofrecer es un ejemplo de actitud profesional modélica. Los profesores deben también animar a los estudiantes, espiritualmente, a continuar con su compromiso de búsqueda artística. Siempre hay muchas, muchas razones para no hacer arte y éstas son innumerables, como la falta de dinero, la falta de tiempo, el corrupto mundo del arte, la desaprobación paterna, las restricciones institucionales, etc., etc. Recuerdo a mis estudiantes que hacer arte es verdaderamente una actividad subversiva en cualquier sociedad. Creo que el arte al final desafiará y sustituirá a la ciencia y a la religión como la disciplina que es capaz de plantear el sentido esencial de nuestra existencia.


¿Cómo explicarías que en tus acciones Working Artist, Honest Labour y Shadow, realizadas en centros universitarios, has mantenido siempre un distanciamiento respecto a los alumnos asistentes?

La distancia que fui capaz de mantener en mis performances formaba parte de la estructura de la obra. Por ejemplo, en Working Artist, la acción se desarrollaba en un espacio simulado de estudio/oficina. Por lo tanto, para hablar conmigo había que interrumpir mi trabajo.

En Honest Labour, mi actividad, cavar una zanja, tuvo lugar en un yermo y solitario descampado. Sólo estaba disponible si un estudiante venía a visitarme. Cuando venían, ellos o yo cavábamos, lo que imposibilitaba la conversación.

En Shadow, durante mi estancia en la Ohio State University, mantuve teatralmente, en todo momento, la incomunicativa y distante actitud de artista. Así pues, en esta performance, incluía algo más que mi propia exhibición detrás de la pantalla respondiendo sí o no a las preguntas formuladas por los espectadores. La distancia que mantenía era deliberada y una burla de la imagen tópica del taciturno y reservado "artista".

¿Qué piensas de las relaciones entre arte y universidad?

En general esta relación es incómoda, puesto que una universidad académica maneja un conjunto de conocimientos muy preciso y limitado. La mayor parte del aprendizaje académico es investigación erudita basada en investigaciones previas. Los pasos en la investigación universitaria tradicional son pequeños aumentos de conocimientos añadidos a un conjunto de conocimientos mayor ya existente. Mientras tanto, los avances en el arte están basados en razonamientos intuitivos y espirituales. La universidad tradicional desconfía de esta clase de metodología, porque el arte y su relación con lo académico es como la relación entre el vudú y la iglesia católica.

Por otro lado, la universidad siente que debe, y estoy de acuerdo, apoyar la "cultura". En las mejores circunstancias, los artistas, tanto los estudiantes como el profesorado que trabaja en la universidad, son capaces de enriquecer su trabajo haciendo uso de las muchas fuentes intelectuales que la universidad ofrece.

Finalmente, la universidad y las academias de arte son en la actualidad uno de los mayores mecenas de las artes. Brindan ayuda financiera al arte que por diversas razones es impopular o no viable en el mercado.


Realmente, ¿qué pretendías con Shoot, una pieza que huye del espectáculo, donde apenas había invitados y ningún medio de comunicación, pero que, curiosamente, ha sido una de tus obras más espectaculares?

Mi gran preocupación cuando realicé Shoot era que los medios de comunicación lo controlaran, así que deliberadamente mantuve a todos los medios y a la prensa al margen. También estaba interesado en tener un público de compañeros artistas que simpatizaran con mis intenciones. Los espectadores fueron invitados personalmente. Este control de la audiencia distingue mis acciones del teatro tradicional. De hecho, en una performance la magnitud y la formación del público es parte de la obra. En mis performances no había una separación entre el público y el intérprete como en el teatro.



Recientemente has declarado que Shoot es una obra que, aunque realizada hace casi treinta años, tiene una vigencia actual. ¿Por qué?

Todo aquel que oye o lee algo sobre esta performance se ha preguntado en un momento u otro, consciente o inconscientemente, qué se siente cuando te disparan. Planteándome esta pregunta y realizando esta acción, he respondido por mí mismo. Los espectadores no pueden evitar ponerse en mi lugar. Ser disparado es algo que la mayoría de la gente evita enérgicamente, esta performance toca la misma esencia de la vida y es aún, treinta años después, objeto de controversia y discusión. Mientras las pistolas existan, Shoot se recordará.

Creo que Shoot resulta elegante y precisa, en el sentido de que fue una obra de arte importante que atrapó la imaginación del público y se llevó a cabo con medios mínimos y en un periodo de tiempo extremadamente corto.

¿Piensas que tus obras, especialmente tus acciones, tienen una relación implícita con los medios de comunicación, los mecanismos de control y, en última instancia, con el poder?

Pienso que el poder tiene formas diferentes. La que nos es más familiar, en una sociedad capitalista, es la del dinero. Hay también un poder que viene de la imaginación y de las ideas. Los medios de comunicación son el canal más importante en el mundo occidental para la difusión de las ideas. Ya sé que hace falta dinero para dirigir los medios. Y que pueden ser utilizados como un mecanismo de control, pero en realidad son los mayores difusores de nuevas ideas. Diría que todo mi trabajo, no sólo mis performances, tienen como preocupación el poder y de una forma u otra dependen de los medios de comunicación. Recientemente expuse una gran escultura en Viena llamada The Flying Steamroller. Esta escultura fue difundida a través de la televisión austriaca. Fueron muchas más las personas que conocieron esta obra a través de los medios de comunicación que mediante las visitas al museo. Muchas veces, cuando concibo nuevos trabajos, pienso en la mayor audiencia, la que ve un reportaje en un informativo televisivo. Por ejemplo, en mi propuesta de proyecto The Sailing Destroyer (1990), me di cuenta de que si era capaz de navegar en un auténtico destructor por el Mar del Norte, los informativos de la televisión británica dirían en un reportaje de 10 segundos: "Artista americano da una vuelta en el destructor WW2 por el Mar del Norte". No contar con los medios de comunicación en tu trabajo te hace formar parte de un mundo paralelo, pero secreto. En ciertas circunstancias puede tener sentido para un artista dar la espalda a los medios, y aislarse, pero para llegar a una gran audiencia contemporánea, son un instrumento indispensable.


Fragmento de la entrevista realizada por Juan Agustín Mancebo. Mayo 1996

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